Si te encuentras cansado, para y descansa tu Mirada dame tu mano y caminemos al mundo donde todo suspira
Esta noche si:
me perdí en él sueño de tu encanto.
me perdí amada
como un novio de una mano.
Pienso que la duda sale de tus ojos,
cuando en mis letras encuentras
la confusión repartiéndose en los segundos.
Tuve en mis manos
La zeda de tus labios.
La tuve como una luz de pétalos
acariciando la llegada de la madrugada,
que se desborda de ese anhelo que se pinta
en la comisura que duerme en tu boca.
Una frontera que desespera.
Vi tus ojos negros caminando hacia el viento,
como una sola mirada que se memoriza desde lejos.
Así también vi:
un recuerdo desplegarse por mi pluma,
venia de un día sí,
en que sentado dentro el verde Amazónico,
talvez abrí el dominio de la naturaleza.
Esos labios rojos me enseñaron,
el agua que se evapora de las sandiíllas
y mantiene humedeciendo la delicia
que derramas cuando en besos amas el instante.
Eres una adhesión ardiente que apareció lo se,
como un sueno derramado,
Ahí en el inmenso de un vino y su copa.
Aliméntame señora,
con deseos de esos labios marejadas de abismos.
Resucitemos para penetrar al camino de los ríos
que nos lleven a un pueblo erótico,
donde el día tenga un minuto fértil;
un solo golpe sin palabras
y tu amada me encarceles en la celda de tus besos.
Negor Len
Esta noche si:
me perdí en él sueño de tu encanto.
me perdí amada
como un novio de una mano.
Pienso que la duda sale de tus ojos,
cuando en mis letras encuentras
la confusión repartiéndose en los segundos.
Tuve en mis manos
La zeda de tus labios.
La tuve como una luz de pétalos
acariciando la llegada de la madrugada,
que se desborda de ese anhelo que se pinta
en la comisura que duerme en tu boca.
Una frontera que desespera.
Vi tus ojos negros caminando hacia el viento,
como una sola mirada que se memoriza desde lejos.
Así también vi:
un recuerdo desplegarse por mi pluma,
venia de un día sí,
en que sentado dentro el verde Amazónico,
talvez abrí el dominio de la naturaleza.
Esos labios rojos me enseñaron,
el agua que se evapora de las sandiíllas
y mantiene humedeciendo la delicia
que derramas cuando en besos amas el instante.
Eres una adhesión ardiente que apareció lo se,
como un sueno derramado,
Ahí en el inmenso de un vino y su copa.
Aliméntame señora,
con deseos de esos labios marejadas de abismos.
Resucitemos para penetrar al camino de los ríos
que nos lleven a un pueblo erótico,
donde el día tenga un minuto fértil;
un solo golpe sin palabras
y tu amada me encarceles en la celda de tus besos.
Negor Len
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on lunes, octubre 13, 2008
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Son mis poemas
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